“Cuando hay voluntad, hay mil maneras”. Ese es el lema bajo el que Silvio Velo vive día a día. Él es el eterno capitán de la selección argentina de fútbol 5, mejor conocida como Los Murciélagos, y una leyenda de este Para deporte practicado alrededor del mundo por Para atletas con discapacidad visual. Su palmarés incluye todos los títulos y honores posibles en el fútbol 5, excepto uno: el primer lugar en los Juegos Paralímpicos.

Su historia comienza el 29 de mayo de 1971 en San Pedro, una ciudad portuaria en el río Paraná, a 170 kilómetros de la capital, Buenos Aires. Sus primeros recuerdos de niño están muy ligados al fútbol. Junto a sus hermanos y amigos del barrio compartían un balón para divertirse. Esa pelota era el único juguete que tenían porque era muy fácil de compartir.

Ellos improvisaban canchas ​​en cualquier lugar. El césped era una pista o arena; los arcos eran mochilas o botellas. Él era el único niño ciego en la zona en la que creció y el que más pasión le ponía a los partidos. En ese momento, solo quería jugar. No le importaba si era bueno o malo.

Cuando Silvio Velo cumplió diez años, sus padres lo llevaron a una institución especializada para niños con discapacidad visual en la capital argentina. Aquel lugar fue su hogar durante una década completa.

La escuela tenía un equipo de fútbol. Los maestros habían logrado fabricar balones audibles con una solución muy creativa: pegaron tapas de metal en su superficie. Cada vez que las pelotas rebotaban, las tapas sonaban fuertemente y los estudiantes las ubicaban por el sonido. La vida de Silvio cambió para siempre.

Toda su vida había estado acostumbrado a jugar con sus amigos sin escuchar la pelota. Cinco años después, varias decenas de periodistas comenzaron a visitar el Instituto para dar noticias acerca de un adolescente pequeño, rápido e increíblemente hábil en el campo. Rápidamente, fue apodado el "Maradona del fútbol 5".

En 1991, por primera vez se puso la albiceleste para representar a su país en la selección nacional y llevando el brazalete del capitán en el brazo. A partir de la mitad de esa década, se comenzó a establecer claramente las reglas globales de este Para deporte: cinco jugadores por equipo (un arquero vidente y los demás jugadores deben usar vendas para compensar los diversos niveles de discapacidad visual entre ellos), se jugaría con una pelota especial llena de pequeños cascabeles para facilitar su dominio, etc.

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En 1998, ocurrió la primera Copa Mundial de fútbol para invidentes en Brasil, con equipos de ocho países, incluida la escuadra argentina capitaneada por Silvio Velo. Cuatro años más tarde, ganaron su primera Copa del Mundo y desde ese momento empezaron a llamarse Los Murciélagos. En el siguiente Mundial, repitieron el plato.

"Me gustaría seguir transmitiendo la idea de que no hay imposibles en esta vida". Silvio nos demuestra que no necesita de sus ojos para verlo todo claramente. Si quieres ver a esta potencia mundial, prepárate porque muy pronto estarán a la venta las entradas para los Juegos Parapanamericanos.